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Por qué se negó la marca FUCK – Diferencias con el caso FUCT

Por qué se negó la marca FUCK – Diferencias con el caso FUCT

El 26 de agosto de 2025, el Tribunal de Apelaciones del Circuito Federal de EE.UU. (CAFC, por sus siglas en inglés) emitió una decisión que vuelve a poner en el centro del debate al diseñador Erik Brunetti. Esta vez, no se trata de su famosa victoria por la marca FUCT, sino de un nuevo intento por registrar una marca aún más directa: la palabra FUCK.

Aunque el tribunal no le dio la razón completamente al gobierno, tampoco respaldó a Brunetti. En lugar de decidir si la marca puede o no registrarse, ordenó que el caso volviera al Tribunal de Apelaciones de Marcas (TTAB) para una revisión más clara. ¿Qué cambió desde FUCT? Mucho.

El antecedente: el caso FUCT

En 2019, Brunetti llevó su caso hasta la Corte Suprema tras el rechazo del registro de su marca FUCT por considerarse “inmoral o escandalosa”, según lo establecía la Ley Lanham. La Corte Suprema le dio la razón y declaró inconstitucional esa parte de la ley por violar la libertad de expresión.

Desde entonces, quedó claro que las marcas con lenguaje ofensivo no pueden ser rechazadas solo por su contenido. Pero eso no significa que cualquier palabra pueda ser registrada como marca comercial.

El nuevo intento: registrar FUCK

Después de ganar con FUCT, Brunetti solicitó registrar la palabra FUCK como marca para productos como gafas de sol, joyería, mochilas, carteras, maletas y servicios de venta minorista.

Sin embargo, esta vez el rechazo no se basó en el contenido ofensivo, sino en un argumento diferente: la palabra no funciona como una marca.

Según la Oficina de Patentes y Marcas de EE.UU. (USPTO), la palabra “fuck” se usa de forma tan común, variada y generalizada—para expresar emoción, enojo, humor o énfasis—que no indica un origen comercial claro. Es decir, los consumidores no la verían como una marca, sino como una expresión genérica.

¿Qué dijo el Tribunal?

El Tribunal Federal estuvo de acuerdo en parte: reconoció que la palabra se usa ampliamente y que eso puede impedir que funcione como marca.

Sin embargo, criticó al TTAB por no explicar bien sus criterios. ¿Por qué sí se registran otras palabras igualmente comunes, como “LOVE” o incluso marcas previas con la palabra “FUCK”? ¿Por qué algunas solicitudes similares se aprueban y otras no?

El tribunal advirtió que el TTAB parece aplicar un estándar tipo “lo sé cuando lo veo” —una forma de decidir sin reglas claras, que no cumple con los requisitos de razonamiento exigidos por la ley administrativa (APA).

¿En qué se diferencia este caso del de FUCT?

Aunque involucra al mismo solicitante y palabras polémicas, las diferencias son clave:

  • FUCT es una palabra inventada; FUCK es una palabra de uso común.
  • En FUCT, el rechazo fue por ser “escandalosa” (lo cual fue declarado inconstitucional); en FUCK, el rechazo es porque no funciona como marca.
  • FUCT fue un caso de libertad de expresión; FUCK es un caso sobre reglas de registro.

En resumen: no basta con que una marca sea provocadora o llamativa; también debe funcionar como indicadora de origen comercial.

¿Y ahora qué sigue?

El tribunal no autorizó el registro, pero tampoco lo rechazó por completo. En su lugar, ordenó que el TTAB revise el caso nuevamente y ofrezca una explicación más clara sobre cuándo una palabra de uso generalizado puede ser registrada como marca.

Eso podría incluir:

  • Cómo se usa la palabra en el mercado
  • Cómo la perciben los consumidores
  • Ejemplos de registros similares aceptados previamente

Por ahora, el camino para Brunetti sigue abierto, aunque incierto. La decisión deja en claro que, si bien la ley ya no prohíbe marcas por su contenido “inmoral”, sí exige que cumplan con una función comercial específica. En pocas palabras: puedes decirlo, pero no siempre puedes registrarlo.

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